Ah, encontrarte en la vida onírica, sin las pesadas losas que te mantienen inmóvil y al acecho de una oportunidad como las que dejas escurrir a diario entre tus manos. Encontrarte sin ceños agrios, con la sonrisa abierta y la frente despejada, con los paisajes de un mundo inaccesible a los pasos ordinarios, a las actitudes que imponen las poses artificiales. Encontrarte y saber que siempre me has buscado, que por más que quieres no te has atrevido a sortear los falsos fosos que cavan las conjeturas delirantes. Ah, encontrarte cuando las voces aún son susurros, y beber de tu aliento justo antes de que el día todo lo apague…
2 comentarios:
Cuánto me alegra haber dado contigo, Rey mono..
Es el texto preciso para una noche que, por aquí, ya lo había apagado casi todo.
Un abrazo
:) Gracias
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