jueves, 1 de noviembre de 2018

Farrulaque

¿A qué podría responder el extraño episodio de Farrulaque en Paradiso, de José Lezama Lima? Aunque ya no espanta a nadie, la sexualidad mostrada sin tapujos, y hasta con cierta carga de salvaje humor, suele espantar a muchos. Al parecer así sucedió en su tiempo (tal vez aún ocurre hoy) con ese episodio en el que un adolescente con un miembro descomunal desflora a machos y hembras por igual, ganando con ello una equívoca fama dentro de un pequeño grupo social. Pero más allá de eso, el personaje es tangencial hasta puntos inauditos. Es decir, no tiene ninguna relación fundamental con la trama, ni siquiera como personaje secundario. Farrulaque sólo aparece en ese momento y sirve de divertimento picoso en medio de las disquisiciones entre filosóficas, literarias y metafísicas de José Cemí, Foción y Fronesis. ¿Qué buscaba Lezama Lima con esa divertida y escandalosa vereda paralela a la principal?

Pues justo eso, según creo, mostrar que la perversidad es una calle menos concurrida en apariencia por el ciudadano común, pero apta para que ese mismo ciudadano dé rienda suelta a todo aquello que la sociedad considera que debería permanecer oculto. Y es que pensemos un poco: las zonas perturbadoras de una ciudad suelen estar en las calles menos transitadas, a tiro de piedra, empero, de la avenida principal. Supongo que por si las dudas, por si alguna de esas respetables personas que deambulan por aquí y por allá, busca una salida poco ortodoxa para su monótona cotidianidad. Así la perversidad.

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