martes, 19 de mayo de 2009

Megeraca

Durante mucho tiempo se creyó que este animal consagrado a la rapiña se había extinguido por fin de las tierras conocidas. Sin embargo, ha evolucionado de tal modo, que hoy se le ve revoloteando trabajosamente en sitios llenos de cotidianidad. Su plumaje, por lo general de tintes oscuros, aunque también los hay de gran colorido, es proclive a las pigmentaciones malsanas, lo cual le suele dar la apariencia de ser presa constante de las enfermedades. Tiene un hocico comparable al de los cerdos y orejas puntiagudas, con las que detecta cualquier cuchicheo que deambule a varios centenares de metros a la redonda. Detesta los días lluviosos, y cuando llega a encontrarse de frente con otro ejemplar de su misma especie, lo mira de la cabeza a las garras con indescriptible insolencia. Tiene la fea costumbre de graznar desagradablemente cuando otros animales, sobre todo aquellos a los que considera de menor linaje, le ofrecen la espalda, con lo cual más de un estudioso lo ha colocado en la categoría de animales felones; aunque también es cierto que muestra una fingida sumisión ante animales como el grosopótamo o la buharza. Además, cuando le llega el lóbrego aroma de un difunto, dilata las narices con vehemencia y acude de inmediato al velorio para sobrevolar en círculos por encima del lugar. Y no tarda en emitir desgarradores chillidos, semejantes a los que arrojan las plañideras a sueldo, con lo que provoca un hondo malestar en los invitados a las exequias. La explicación que han ofrecido los estudiosos ante tan extraño comportamiento es que la megeraca padece de un apetito insaciable de protagonismo.
Los primeros registros que se tienen de la megeraca nacieron de una curiosa equivocación, pues se sabe que cuando está de buen talante emite graznidos muy similares a los que popularmente se asocian con las risotadas de las brujas, lo que causaba terror entre los pueblos de la antigüedad, y no tardaron en dar pie a la elaboración de imaginativas historias y terribles leyendas.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

jajajaja, excelente la descripción del animalejo. Y digame señor simio, usted también entrará en el bestiario?
Saludos. Rod.

La ninfa dijo...

precioso

Gustavo López dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Gustavo López dijo...

Notable híbrido del lenguaje.
Como se ha afirmado de la Quimera: «megeraca» e «imaginación perversa» podrían ser sinónimos (Paul Diel, 1966).
Una bestia que tiene la virtud de repulsar, como una peste. Pero se vuelve hacia la palabra, para abrir la cuestión de lo que es.

PS / Ginevra Bompiani tiene un ensayo sobre la Quimera en Fragmentos para una historia del cuerpo humano. Parte I. TAURUS.

Wonder dijo...

Bueno, será casualidad, pero yo conozco muchos humanos que se adaptan perfectamente a la descripción del megeraca.
Gracias por dejar tu huella en Instintos.
Beso.

Anabel Botella dijo...

Hola Rey Mono, le he echado un vistazo a tu blog y me ha parecido original y unos relatos estupendos. Gran imaginación la tuya.
Si te apetece puedes pasarte por el mío.
Saludos desde La ventana de los sueños.