lunes, 16 de julio de 2018

Tres años


1,096 días desde que una nocturna llamada telefónica dejó una tristeza, implacable aguja traspasando, literalmente, mi corazón,

26,280 horas y contando desde que la vida giró el timón hacia el desamparo, el miedo y la resignación,

Más de 1 576,800 minutos desde el lóbrego nacimiento de un yo sin ancestros que respiren junto conmigo sobre la faz de la tierra,

Más de 94 608,000 segundos desde una cuenta regresiva que culminará no sólo con preguntas que jamás tendrán respuesta, sino con respuestas que ya no necesitarán preguntas.

Y mientras tanto el alma, que no se crea ni se destruye,
solamente vagabundea...

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